En el mercado hay multitud de tamaños según sean las necesidades o gustos del durmiente. A la hora de adquirir un somier se ha de seguir siempre una norma fundamental: sus medidas deben ser las mismas que las del colchón. Con ello aseguramos que el colchón repose perfectamente. Una base pequeña hará que el colchón se apoye sobre vacío, deformando su forma natural. Una base grande es menos problemático pero no será estético, las láminas quedarán a la vista, y además, conlleva un sobreprecio innecesario.
Los anchos estándar de los somieres son de 90, 105, 135 y 150 cm. La elección depende del gusto y necesidad del durmiente. Los de 90 y 105 cm son adecuados para un solo durmiente, son para colchones individuales ya sean para habitaciones infantiles, adultos con habitaciones de tamaño reducido o para camas auxiliares. Los de 135 cm y 150 cm son para las llamadas camas de matrimonio. Además de estos anchos estándar, hoy en día, hay otras opciones de medidas especiales. Anchos de 75, 80, 110, 120, 160, 180,200 cm.
En lo que respecta a la medida del largo del somier, hace algunos años el largo estándar era de 180 cm, pero hoy ha aumentado hasta situarse en 190 cm. También los hay más grandes, de 200, 210 ó 220 cm. Lo ideal es que el colchón sea 15 cm más largo que la altura del durmiente más alto. Como somier y colchón deben ser de la misma medida, ahí tenéis la regla para elegir el largo adecuado del somier.
La altura del somier viene determinada por la suma del grosor del bastidor y la altura de las patas. Puede oscilar entre los 25 cm hasta los 35 cm. Algunas patas nos permiten regular la altura al gusto del durmiente.